La Era del Endeudamiento. Martes 6 de Noviembre.
LA ERA DEL ENDEUDAMIENTO
Anteriormente, los bancos prestaban dinero a las empresas, las cuales
utilizaban este apalancamiento para obtener ganancias provenientes del
consumo de sus productos, con esos recursos honraban el crédito y los
excedentaes eran reinvertidos. Los bancos por su parte, esperaban
tranquilamente a que sus clientes les pagaran el préstamo en el tiempo
estipulado cobrando los intereses. Esto era parte del Capitalismo
tradicional y la Economía productiva.
Con la
desregularización de los mercados en el segundo quinquenio de los
noventa, esto empezó a cambiar. Los bancos empezaron a asumir riesgos
mayores, colocando a granel créditos de escasa calidad, con el fin de
empaquetarlos y venderlos, obteniendo así grandes ganancias en muy corto
plazo. Como el negocio era muy bueno, las empresas comerciales también
incursionaron en el negocio financiero. Ya no sólo se limitaban a vender
sus productos, ahora también lo financiaban. Es la época del
Capitalismo destructivo, ya que atenta contra la sostenibilidad de los
sectores productivos.
Un sector donde este nueva corriente
encontró caldo de cultivo ha sido el sector inmobiliario. La mayor parte
de los préstamos basura fueron hipotecas sustentadas en una enorme
burbuja inmobiliaria, que como un tsunami su explosión en 2008
estremeció los cimientos de la economía norteamericana. Estas mismas
prácticas espurias fueron adoptadas en Europa, con los mismos fatídicos
resultados. La especulación, la avaricia y el sobreendeudamiento, son la
nueva columna vertebral de un nuevo capitalismo, más despiadado.
Sus
consecuencias la estamos viviendo hoy en día, donde encontramos países,
hace unos años prósperos, ahora sumidos en una terrible espiral de
pobreza y desempleo. Esta nueva corriente ha fomentado a las familias a
querer vivir por encima de sus posibilidades a través del financiamiento
masivo. Antes, poseer una tarjeta de crédito, era algo para un grupo
exclusivo, ahora prácticamente te las ponen en los bolsillos. La idea:
ganar dinero a corto plazo y luego ya veremos. La planificación
financiera, piedra angular de la cotidianeidad de nuestros padres y
abuelos, ha sido echada a un lado, para dar paso al consumismo extremo.
Somos
todos los días bombardeados por campañas promocionales que nos
convencen de vivir en la opulencia, aunque después tengamos que
“tragarnos un cable”. Los valores del ahorro, el consumo inteligente, la
prudencia financiera y las inversiones sanas, están siendo desplazados
de nuestro entorno de vida, por una cultura consumista, que nos hace ser
personas inconformes y desdichadas. Todo el mundo quiere tener las más
grandes comodidades y tecnologías, al precio que sea, aunque tengamos
que hipotecar nuestras vidas.
Estudios realizados han
demostrado que en los Estados Unidos, los hogares gastaron más en el
pago de intereses de tarjetas de crédito y cuotas de préstamos, que en
comida y vestimenta, en la época de la burbuja inmobiliaria. En el Reino
Unido, la deuda de las familias llegó a ser del 165% del ingreso
disponible. Esto quiere decir, que si una familia producía 1,000 libras
al mes, pagaba deudas por un monto de 1,650 libras.
La falta
de políticas sociales certeras de los gobiernos, ha ocasionado que las
familias tengan que recurrir a la financiación para cubrir sus costos de
salud, techo y educación. Conocedores de esto, las empresas del sector
productivo, lanzan el anzuelo del financiamiento para captar clientes,
que no son más que familias necesitadas, a las cuales cobran intereses
despiadados.
Como vemos, hoy en día todo puede ser
financiado, desde la matrícula escolar de nuestros hijos, nuestras
vacaciones, el vehículo, la casa, el reloj, la pulsera de oro, el
stereo, la laptop, el Iphone, el juego de muebles, la maestría, los
libros, la compra de supermercado, el regalo de boda o bautizo, etc,
etc, etc.
Todo lo que hacemos en nuestra vida, nos traerá
consecuencias. Como dice Enrique Bunbury, en una de sus canciones poco
conocidas: “las consecuencias son, inevitables”. Estamos viviendo
tiempos de poco criterio financiero, donde el tener está imponiéndose al
ser. Hay que tener la suficiente madurez para reconocer, que no podemos
poseerlo todo, que se es más feliz reconociendo lo que se tiene, que
amargarnos la vida, por lo que el otro tenga (seguramente financiado).
Este es el nuevo mundo que nos ha tocado vivir, el de la Era del
Endeudamiento. Sólo depende de nosotros, dar un giro diferente a esta
tendencia.
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