martes, 5 de noviembre de 2013

Apretar las tuercas. Martes 5 de Noviembre

Recientemente el gobernador del Banco Central, Don Héctor Valdez Albizu, anunció que la economía dominicana creció un 5.5% en el tercer trimestre del 2013, lo que se traduce en un crecimiento del 2.9% hasta el mes de septiembre.        

Lo que me llamó la atención fue que lo anunciara con “bombos y platillos” como si fuera un éxito superlativo, cuando la realidad es que tal crecimiento parece que sólo ha tenido un impacto positivo dentro de las paredes del Banco Central.
   
No sé hasta cuándo seguiremos midiendo nuestra economía en base del desfasado criterio del PIB y no en términos de Desarrollo. Es sabido, que a pesar de que tradicionalmente la República Dominicana ha experimentado buenas tasas de crecimiento es pírrico lo que se ha logrado en cuestiones de Desarrollo.
   
Recientemente, la líder de la Asociación de Industriales de la República Dominicana, en una alocución en el marco del 51 aniversario de la Confederación Autónoma Sindical Clasista enfatizaba sobre el flagelo del desempleo y la informalidad laboral que quebranta cualquier indicio de desarrollo socio-económico.  Las cifras son extremadamente preocupantes: Presentamos una tasa de desempleo del 15%, la más alta de Latinoamérica.     El 65% de los empleos son informales y los formales han estado cayendo un 21% en el sector privado. Como podemos observar tenemos una Población Económicamente Activa en pleno estado de sobrevivencia. De esta forma, es inviable que aspiremos a un ambiente de bienestar y de vida digna.
   
Un pilar para el Desarrollo es contar con un sistema energético fiable, que fomente la productividad y el bienestar social. Lamentablemente, y para no abundar mucho sobre un tema tan “cacareado”, esa batalla, la hemos perdido. Por otro lado, no podemos seguir con la “cantaleta” del crecimiento, cuando los hospitales están vacíos de medicinas, con una infraestructura infrahumana y sórdidas mafias internas. Así mismo, no podemos seguir hablando de crecimiento, cuando no hay escuelas suficientes para la Educación de nuestros niños y niñas, cuando los profesores en su mayoría carecen de la preparación adecuada para ejercer, cuando se dan tan pocos días de clases, y donde el hambre carcome nuestros incipientes talentos. No podemos seguir hablando de crecimiento cuando las instituciones públicas están secuestradas por funcionarios ineptos, corruptos y mafiosos, con un personal ineficiente y rastrero.
   
Si el señor Gobernador del Banco Central quiso crear con su discurso una sensación de optimismo creo sinceramente que se “guayó”. Como decía un antiguo profesor de Mercadeo “El horno no está para galleticas” sobre todo en un país donde su presupuesto está diseñado prácticamente para pagar intereses y amortizar deudas, con nada incluido en él que huela míseramente a Desarrollo. Ya es hora que este modelo económico de financiar deudas y subsidios llegue a su fin, sino estaremos para siempre en un nefasto limbo financiero.
  
 No creo que haya algo que celebrar, por lo menos en mi querida ciudad de Santiago. Un reciente editorial de este vetusto medio de información local  destacaba la parálisis económica que afecta a la más hidalga de las ciudades cibaenas. Los sectores que antes denotaban gran dinamismo, hoy se encuentran atrapados entre el rezago y las promesas del gobierno. El comercio y la industria atraviesan sus peores momentos por la falta de circulante y al inmisericorde ostracismo que hemos sido relegados en términos de inversión por parte del oficialismo. A nuestro pueblo se lo está tragando la delincuencia y el narcotráfico, sin que este gobierno reaccione ante esta desgracia, pues no existe ningún atisbo de que la Policía Nacional vaya a ser reestructurada como piden todos los agentes socio económicos.
   
Ya está bueno!!!, ya es hora de que este gobierno empiece a apretar las tuercas, antes que las mismas caigan y destartalen esta maquinaria llamada República Dominicana. Es vital para nuestro futuro reciente que el presidente Danilo Medina dé un nuevo giro a sus estrategias y planes de acción para que se arropen bajo la sombrilla de la contundencia. Que sea pragmático y no escuche a los tumbapolvos que llenan su cabeza de quimeras, que aparte de su equipo de gestión a los funcionarios corruptos y chapuceros, que hay muchos. Que su equipo económico sea remozado y se enfoque más en el Desarrollo y no en tanto crecimiento superficial.