Recién inició la Copa Mundial de Fútbol Brazil 2014, el evento deportivo
más esperado. Desde hace unos años, este evento es muy seguido por los
dominicanos, a pesar de no ser nuestro deporte nacional. Pero ojo, a
nivel de colegios, el fútbol ha ganado gran terreno, convirtiéndose en
el deporte principal de muchos de ellos.
Muy de niño,
disfruté del Mundial de España en 1982 y me acuerdo de aquellas famosas
imágenes de la celebración del gol del jugador italiano Marco Tardelli
en la final contra Alemania. Pero sin dudas, el mundial que realmente
posicionó al futbol en nuestro país fue el de México 86, el Mundial
ganado por la Argentina del genial Diego Armando Maradona. También
disfrutamos de otras figuras como Sócrates, Platini, Francescoli,
Rumenigge, Butragueno, Laudrup, Papin, Rossi, etc.
Como
muchos conocen, este Mundial 2014 se ha destacado por asuntos que no
tienen nada que ver con el futbol, y son las constantes protestas de
millones de brasileros que no están de acuerdo con la monstruosa
cantidad de recursos que se han usado para la organización del mismo. El
gobierno de Dilma Roussef, ha estado en tela de juicio, pues no ha
logrado mantener los niveles de bienestar obtenidos por su antecesor y
tutor Inacio Lula Da Silva. Incluso, ni siquiera hizo acto de presencia
en la ceremonia inicial por temor a una pitada monumental.
Para
nadie es ya un secreto que la FIFA ya no es una federación deportiva
sino una poderosa empresa multinacional, bajo la batuta de su
intransigente presidente Joseph Blatter. En tal razón, el Mundial del
Futbol es una especie de franquicia que se vende al mejor postor. Eso
sí, la FIFA se embolsilla el 95% de los ingresos que produzca el evento y
le carga al país anfitrión los costos de infraestructura. Vaya
negocio!!!.
Esta multinacional ha estado involucrada en
muchos escándalos de corrupción, el más reciente las asignaciones de
Rusia y Qatar, para los mundiales de 2018 y 2022 respectivamente, donde
se sospecha que ha habido mucho dinero de por medio para que fueran
elegidas “dedocráticamente”. Estos dos países, tienen unas condiciones
territoriales y climatológicas adversas para el buen desempeño de un
evento de esta magnitud, sin embargo ahora salen a relucir y se están
buscando alternativas, que obviamente se debieron haber considerado
antes. Se nota que también el fútbol, un deporte espectáculo, sufre las
visitas de los “hombres del maletín”
Este Mundial de Brazil
2014 se le ha dado la etiqueta del más caro de todos los tiempos, costo
que será pagado por la población más los turistas que lleguen, que serán
víctimas de precios sobrevalorados. Se estima que los gastos en obras
de infraestructura se acercan a los US$40,000 millones, más que los tres
últimos tres mundiales juntos!!!.
La construcción de
estadios ha sido la actividad más criticada, tanto por los sobrecostés,
así como la tardanza en sus entregas. Muchos brasileños se quejan de la
construcción del Arena Corinthians en Sao Paulo, donde se celebró el
partido inaugural, ya que la ciudad ya contaba con un gran estadio
disponible, el gran Morumbí. Así mismo se han construido gigantescos
estadios en ciudades muy pequeñas donde lo más probable es que tras el
mundial se conviertan en “elefantes blancos”.
En el mundial de
Korea y Japón 2002, los estadios costaron US$4,500 millones. Por menos
salieron los de Alemania 2006, que ya contaba con una gran
infraestructura de fantásticos estadios, unos US$2,200 millones y los de
Sudáfrica 2010 salieron por US$2,000 millones. En Brazil, un país de
infinita y legendaria tradición futbolística, los doce estadios costaron
US$7,700 millones y a eso hay que sumarle unos US$24,000 millones en
hotelería y US$12,000 millones en aeropuertos y transportes.
Esto
quiere decir, que cada estadio en promedio tuvo un costo de US$625
millones cuando en los últimos mundiales, este costo promedio no llegaba
a la mitad. Pero para enardecer más a la población se expropiaron
propiedades cerca de las principales vías de comunicación y fueron
sacados de los alrededores de los estadios a muchos comerciantes para
dar paso a las carpas de comercialización de la FIFA. Decía un
reconocido comentarista de ESPN que los Mundiales deberían alternarse
entre Estados Unidos y Alemania, países inmensamente ricos, con gran
cantidad de buenos estadios, excelentes carreteras y múltiples
aeropuertos.
La idea, aunque algo descabellada, se fundamenta en
la necesidad de que cada país que opte a la organización de una Copa
del Mundo sepa establecer cuáles son sus prioridades, pues las
necesidades básicas de cualquier nación nunca deben anteponerse ante
cualquier proyecto privado, por mucho que se piense pueda resaltarlo
internacionalmente.
Pero mientras tanto, que ruede el balón!!!!!!!
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