Como he mencionado en artículos anteriores, el desempleo es la gran
plaga del siglo 21. La falta de oportunidades se ha convertido en una
espiral de desasosiego y desesperanza, sobre todo en los más jóvenes. La
falta de buenos empleos y el aumento del empleo informal o “chiripeo”
han estado estrangulando los sueños de una sociedad, que siente en carne
propia la falta de políticas contundentes para generar empleos, y todo
hasta ahora se ha quedado en un amagar y no dar.
Las recientes estadísticas del Banco Central nos expelen esta dura realidad. Durante el 2012 la tasa de desempleo creció a 14.7%. Esto se traduce en la pérdida de casi 7,000 puestos de trabajo en el mercado formal y sólo aumentó en el mercado informal con casi 55,000 plazas.
Estos datos son realmente preocupantes, el hecho de que sólo el sector informal haya creado algún tipo de empleo describe el empeoramiento del sector laboral dominicano, en una economía que supuestamente está en ruta de volver a la senda del crecimiento. De qué nos sirve una economía en crecimiento cuando no es capaz de crear suficientes plazas de trabajo para su población económica activa. Ya lo mencionó el presidente ecuatoriano Rafael Correa en su reciente visita a Quisqueya: “Economía es bienestar humano, no exhibir buenos indicadores macroeconómicos”. Sabias palabras.
Durante el pasado lustro, según las cifras oficiales, se crearon alrededor de 450,000 nuevos puestos, pero un 81% pertenecen al sector informal. Estos puestos de trabajo se crean bajo condiciones muy negativas para el empleado ya que carecen de protección, derechos laborales, fondos de pensiones y Seguridad Social. Esto quiere decir que hay serias asimetrías en el poco crecimiento económico obtenido, ya que es obvio que las empresas han tenido que despedir personal que ha emigrado al “chiripeo”, a empleos temporales o en el peor de los casos a la delincuencia.
Para colmo, por efecto de la mal llamada reforma fiscal, en el primer trimestre del 2013, hemos evidenciado una merma en los niveles de ventas del sector comercial e industrial, lo que hace el panorama laboral más tenebroso. Esto ha hecho que muchos empresarios, para ahorrarse los costos laborales, ofrezcan igualas o usen proveedores informales en vez de una verdadera plantilla de empleados. Lógicamente, un profesional se ve en la necesidad de aceptar estas ofertas por necesidad o ignorancia.
Pero quiénes peor lo tienen son el segmento joven de la población, cuya tasa de paro ronda el 31.2%, en la “estratósfera” del promedio de toda América Latina, que es del 14.6%. Esto es una vergüenza nacional y una tragedia personal para decenas de miles de jóvenes que recién salen de la universidad sin garantías de un trabajo digno. Para nadie es un secreto que una juventud carente de oportunidades de empleo es presa fácil de la delincuencia y el narcotráfico.
Lo anterior representa un gran desafío para el gobierno del presidente Danilo Medina, quien tiene la meta de crear 400,000 nuevos empleos durante su gestión. Hasta que no haya un cambio en el rumbo de las políticas inherentes a la creación y preservación de empleo, entendemos muy difícil este logro. Para esto debe haber un gran consenso entre gobierno y sector privado, así como nuestras universidades, las cuales deben aplicar una reingeniería de su oferta académica.
Pero en el “otro lado del charco” las cosas no van mejor. La Eurostat (Oficina Comunitaria de Estadística) informó que el desempleo en los 17 países que conforman la zona Euro alcanzó el 12% lo que representa 19 millones de personas en el paro. Si llevamos el dato al total de la Unión Europea este alcanza el 10.9% de la población, lo que se traduce en poco más de 26 millones de personas. El desempleo juvenil es también el más significativo para un 23.9% en la zona Euro y un 23.5% en toda la Unión Europea.
Nuestra Madre Patria, es uno de los países más afectados por el desempleo, lo que ya ha hecho retornar a miles de dominicanos que residían desde años por allá. El primer trimestre del 2013 endosó según la Encuesta de Población Activa (EPA) elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) un nuevo récord de 6, 202,700 de parados para un 27.2% de la población en facultad de trabajar. Existen alrededor de casi dos millones de familias completas con todos sus miembros sin empleo y una cantidad similar con más de dos años buscando trabajo. Al igual que aquí, los jóvenes son los más afectados, pues los menores de 25 años tienen una tasa de paro del 57.2%. Por lo menos, los datos de marzo y abril, reflejan una cierta mejoría, gracias a las contrataciones del sector hotelero ya que se avecina la temporada alta del Turismo, que pinta muy atractiva para este 2013.
Finalmente, en los Estados Unidos, luego de una mejora de la tasa de paro en el periodo pre electoral, desde noviembre pasado el mercado laboral se ha estancado en 7.7%, lejos del 6.5% estimado por la Reserva Federal.
Como hemos visto, estamos ante un gran problema de dimensiones globales que debe ponerse en agenda de todas les reuniones y encuentros de las diferentes organizaciones de países, ya que como mencionamos al principio, estamos ante una verdadera plaga socio-económica.
Las recientes estadísticas del Banco Central nos expelen esta dura realidad. Durante el 2012 la tasa de desempleo creció a 14.7%. Esto se traduce en la pérdida de casi 7,000 puestos de trabajo en el mercado formal y sólo aumentó en el mercado informal con casi 55,000 plazas.
Estos datos son realmente preocupantes, el hecho de que sólo el sector informal haya creado algún tipo de empleo describe el empeoramiento del sector laboral dominicano, en una economía que supuestamente está en ruta de volver a la senda del crecimiento. De qué nos sirve una economía en crecimiento cuando no es capaz de crear suficientes plazas de trabajo para su población económica activa. Ya lo mencionó el presidente ecuatoriano Rafael Correa en su reciente visita a Quisqueya: “Economía es bienestar humano, no exhibir buenos indicadores macroeconómicos”. Sabias palabras.
Durante el pasado lustro, según las cifras oficiales, se crearon alrededor de 450,000 nuevos puestos, pero un 81% pertenecen al sector informal. Estos puestos de trabajo se crean bajo condiciones muy negativas para el empleado ya que carecen de protección, derechos laborales, fondos de pensiones y Seguridad Social. Esto quiere decir que hay serias asimetrías en el poco crecimiento económico obtenido, ya que es obvio que las empresas han tenido que despedir personal que ha emigrado al “chiripeo”, a empleos temporales o en el peor de los casos a la delincuencia.
Para colmo, por efecto de la mal llamada reforma fiscal, en el primer trimestre del 2013, hemos evidenciado una merma en los niveles de ventas del sector comercial e industrial, lo que hace el panorama laboral más tenebroso. Esto ha hecho que muchos empresarios, para ahorrarse los costos laborales, ofrezcan igualas o usen proveedores informales en vez de una verdadera plantilla de empleados. Lógicamente, un profesional se ve en la necesidad de aceptar estas ofertas por necesidad o ignorancia.
Pero quiénes peor lo tienen son el segmento joven de la población, cuya tasa de paro ronda el 31.2%, en la “estratósfera” del promedio de toda América Latina, que es del 14.6%. Esto es una vergüenza nacional y una tragedia personal para decenas de miles de jóvenes que recién salen de la universidad sin garantías de un trabajo digno. Para nadie es un secreto que una juventud carente de oportunidades de empleo es presa fácil de la delincuencia y el narcotráfico.
Lo anterior representa un gran desafío para el gobierno del presidente Danilo Medina, quien tiene la meta de crear 400,000 nuevos empleos durante su gestión. Hasta que no haya un cambio en el rumbo de las políticas inherentes a la creación y preservación de empleo, entendemos muy difícil este logro. Para esto debe haber un gran consenso entre gobierno y sector privado, así como nuestras universidades, las cuales deben aplicar una reingeniería de su oferta académica.
Pero en el “otro lado del charco” las cosas no van mejor. La Eurostat (Oficina Comunitaria de Estadística) informó que el desempleo en los 17 países que conforman la zona Euro alcanzó el 12% lo que representa 19 millones de personas en el paro. Si llevamos el dato al total de la Unión Europea este alcanza el 10.9% de la población, lo que se traduce en poco más de 26 millones de personas. El desempleo juvenil es también el más significativo para un 23.9% en la zona Euro y un 23.5% en toda la Unión Europea.
Nuestra Madre Patria, es uno de los países más afectados por el desempleo, lo que ya ha hecho retornar a miles de dominicanos que residían desde años por allá. El primer trimestre del 2013 endosó según la Encuesta de Población Activa (EPA) elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) un nuevo récord de 6, 202,700 de parados para un 27.2% de la población en facultad de trabajar. Existen alrededor de casi dos millones de familias completas con todos sus miembros sin empleo y una cantidad similar con más de dos años buscando trabajo. Al igual que aquí, los jóvenes son los más afectados, pues los menores de 25 años tienen una tasa de paro del 57.2%. Por lo menos, los datos de marzo y abril, reflejan una cierta mejoría, gracias a las contrataciones del sector hotelero ya que se avecina la temporada alta del Turismo, que pinta muy atractiva para este 2013.
Finalmente, en los Estados Unidos, luego de una mejora de la tasa de paro en el periodo pre electoral, desde noviembre pasado el mercado laboral se ha estancado en 7.7%, lejos del 6.5% estimado por la Reserva Federal.
Como hemos visto, estamos ante un gran problema de dimensiones globales que debe ponerse en agenda de todas les reuniones y encuentros de las diferentes organizaciones de países, ya que como mencionamos al principio, estamos ante una verdadera plaga socio-económica.
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