lunes, 13 de mayo de 2013

Nunca Más!: A 10 años de la crisis bancaria dominicana. Martes 14 de Mayo.



Hace justamente 10 años, el entonces gobernador del Banco Central, José Lois Malkún, en una lúgubre alocución al país, informaba de un monumental fraude bancario acaecido en el mediático Banco Intercontinental, mejor conocido como BANINTER. Con este anuncio se inicia lo que hoy conocemos como la Crisis Bancaria Dominicana del 2003, que tuvo un efecto devastador en las finanzas nacionales y en el nivel de vida de decenas de miles de dominicanos. 

Un servidor conoce bastante de este desafortunado proceso, pues lo vivió en carne propia por estar laborando en esas tristes fechas en el malogrado Banco Mercantil, otro de los bancos quebrados junto al Banco Nacional de Crédito (Bancrédito). Para quienes trabajamos en estas instituciones, este aniversario representa un calamitoso recuerdo y un “puñetazo en la mesa” para gritar y exigir que estos hechos no vuelvan ocurrir Nunca Más!!!!!. (Esta frase fue utilizada por las plataformas de apoyo contra el derrame del petrolero Prestige frente a las costas gallegas en noviembre 2002)

Precisamente en el último trimestre del 2002, el sistema bancario dominicano entró en un alarmante proceso de iliquidez y con fuerte rumores de bancos en muy mala situación, principalmente el BANINTER. Todos los oficiales de negocios, nos encontrábamos en las calles buscando como locos captar recursos para cada una de las instituciones financieras para poder cumplir con las agendas de desembolsos, pero el dinero no fluía.

El año 2003 inició con mucha incertidumbre desde el punto de vista financiero y con una incipiente crisis de credibilidad en nuestro sistema bancario. Los rumores eran cada vez más fuertes y frecuentes, era el tema de conversación en cualquier rincón de nuestro país. De repente, en el mes de marzo se anuncia con bombos y platillos la adquisición del BANINTER por parte del Banco del Progreso. Este hecho trajo cierto respiro a la difícil situación, pero semanas después, nos dimos cuenta que todo era un espejismo, ya que los dueños del Progreso decidieron anular la operación por encontrar graves indicios de irregularidades en el BANINTER. 

Ante la gravedad de la situación, el Banco Central decide informar a la nación que en el Banco Intercontinental se había descubierto un gigantesco fraude por alrededor de RD$55,000 millones, algo nunca visto en esta noble pero sufrida isla caribeña. Luego después la situación empeora con el anuncio de nuevas irregularidades en otros dos bancos, el Bancrédito y el Banco Mercantil.
Para los que trabajábamos en aquel momento en el Mercantil, la noticia impactó como cual bomba en los cimientos de la institución. Un ambiente de miedo y desesperanza cundió en nuestras oficinas y lo peor, tener que recibir y manejar la “crecida” de clientes que en masa vinieron a buscar sus depósitos. Momentos muy duro, que no deseo a nadie experimentar.

Hay muchos que aún afirman, aunque no se pudo demostrar, que estábamos ante un evento sistémico, pero aunque sólo fueron tres bancos los afectados, la confianza en todo el sistema bancario cayó estrepitosamente. Como es conocido por todos el Bancrédito fue adquirido por la familia León, convirtiéndose en el Banco León. El Mercantil fue adquirido en primeras instancias por el Republic Bank de Trinidad y Tobago, quiénes luego transferirían toda la cartera al BHD. Parte de los activos del BANINTER, fueron adquiridos por el Scotiabank.

Una fuerte corrida de depósitos y el salvataje oficial de los depositantes del BANINTER crearon un caos en el sistema financiero nacional ocasionando una fuerte y continua devaluación del peso dominicano ante el dólar lo que produjo una fuerte inflación que afectó el bolsillo de todos los dominicanos. Los efectos sobre la balanza de pagos fueron igualmente devastadores a causa de un acelerado proceso de fuga de capitales que se inició tan pronto se conocieron los fraudes bancarios.

En menos de un año el peso se devaluó un 67% frente al dólar, el crecimiento de la economía fue de -1.9% y la calificación crediticia del país cayó a niveles insostenibles. Miles de dominicanos perdieron sus puestos de trabajo o sus negocios tuvieron que cerrar. Al final, los “hoyos” detectados alcanzaron la cifra de RD$83,500 millones. Las brechas sociales se abrieron más, ya que la desigualdad se incrementó exponencialmente.

Entre las razones que hicieron posible esta barbaridad se encuentran una ineficiente regulación y falta de acertada supervisión, falta de controles internos, mala calidad de la cartera,  ineficiencia de las autoridades para intervenir y evitar los fraudes, además de que varios principios de las Normas Basilea no se estaban cumpliendo. Como es obvio, los bancos afectados estaban ejerciendo sistemas contables paralelos, uso desmedido de los recursos, negocios a través del sistema “off Shore”, otorgamiento inescrupuloso de préstamos a vinculados y dando comisiones “por la izquierda” a sus principales ejecutivos.

Algunas de las medidas más trascendentales tomadas a raíz de la crisis fue prohibir el otorgamiento de préstamos a vinculados, desprender a los bancos de empresas satélites que no tuvieran nada que ver con el negocio bancario y la puesta en práctica del nuevo Reglamento de Evaluación de Activos (REA), piedra angular de la actual supervisión bancaria. 

Cada vez que las autoridades, por X o Y razón, deciden desregular en demasía y dejar las entidades financieras actuar a su libre albedrío, ejerciendo de manera imprudentemente sus actividades de negocios, tenemos la desafortunada presencia de terribles crisis financieras. Lo vivimos en el país hace 10 años, lo vivió México en 1994, Argentina en 2001 y más recientemente Estados Unidos y el sur de Europa desde 2008. Por ello, es preciso decir que esto no puede volver a ocurrir, por la salud de nuestro país…Nunca Más!!!

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