Según Wikipedia, el Banco Central
es la institución que en la mayoría de los países ejerce como autoridad
monetaria y como tal suele ser la encargada de la emisión legal del dinero y la
ejecución de las políticas monetarias. Suelen ser entidades de carácter público
y se dice que en la práctica son instituciones autónomas e independientes del
gobierno.
En los Estados Unidos lo que
sería su Banco Central es una institución cuasi gubernamental conocida
mundialmente como la Reserva Federal (FED), con sede en Washington. En Europa
existe el Banco Central Europeo (BCE) que es el Banco Central de la Unión
Europea, encargado de manejar la política monetaria de los 17 países estados
miembros de la Eurozona. Fue creado en 1998 por el Tratado de Ámsterdam y tiene
su sede en Fráncfort, Alemania.
La actual creencia dominante es
que los bancos centrales debieran ser entidades independientes del poder
político, para evitar que los mismos manipulen las políticas económicas para su
propio beneficio. Los bancos centrales independientes deberían ser entidades
comprometidas con buenas estándares de calidad humana, baja inflación y pleno
empleo.
Sin embargo, tanto la Reserva
Federal como el Banco Central Europeo, no han tenido una buena actuación
durante la crisis que estamos hoy viviendo desde que estallara la burbuja
inmobiliaria en 2008.
La razón???. Estas entidades
habían sido captadas por los tentáculos del poder del sector financiero,
obedeciendo ciegamente a sus intereses y dando excedentes beneficios a los
grandes grupos bancarios. Los bancos querían y lograron un mercado financiero
desregulado, poca supervisión y exceso de liquidez para prestar a diestra y
siniestra. A todo esto, no se dio ninguna importancia a las pérdidas del
consumidor por las prácticas abusivas de los bancos a través de préstamos
usureros e imprudentes que afectaron los bolsillos del contribuyente.
Como podemos ver, tenemos un
supuesto organismo regulador que sirve a aquellos a los que supuestamente debe
regular. En Estados Unidos, por ejemplo, la elección de los miembros de la
Reserva Federal pasa por la aprobación de Wall Street, el cual si llega a
detectar algún elemento con un criterio diferente al suyo, es apartado y
rechazado.
Se supone que una entidad tan
importante como la Reserva Federal debe contar con los mejores técnicos y
expertos para realizar con responsabilidad sus funciones, pero lamentablemente
el supuesto equipo de “expertos” son personajes que tan sólo comparten sus
ideas acorde a sus intereses y su ideología.
Según Joseph Stiglitz, a los jefes de la Reserva Federal les fascina
creerse que están por encima de la política, pues les conviene no tener que
rendir cuentas.
En un sistema democrático que se
respete, una institución pública debe tener algún grado de responsabilidad y de
hecho un banco central es una entidad pública, por más que se quiera demostrar
lo contrario. Debe haber supervisión para que no ocurran irregularidades y que
la misma funcione acorde al interés general. Esto no ocurre así pues el comité
que establece las políticas monetarias en la FED es totalmente anti
democrático, poco transparente y no les da la gana de rendir cuentas.
Un banco central independiente, a
servicio del sector financiero, no tiene más remedio que tomar decisiones que
representan los ideales e intereses de ese sector, y como hemos comprobado,
estas han sido orientadas a crear una mayor desigualdad y a la destrucción del
empleo. Por ello es más que obvio, que un personaje como Alan Greenspan, que
dirigió por tanto tiempo la FED no haya logrado algún tipo de estabilidad
económica bajo su mando.
En Europa, el BCE también refleja
la mentalidad de los bancos y de la
comunidad financiera. Su deplorable reacción a la crisis de la deuda iniciada
en Grecia en 2010, después por Irlanda y Portugal, pasando por España e Italia
y recientemente en Chipre manifiesta un desempeño poco menos que mediocre. Su
papel en el manejo de la crisis denotó ambigüedad y bastante improvisación,
pues argumentaron al principio que la crisis griega era tan sólo un caso
aislado de malas prácticas financieras locales, cuando en realidad es un
problema estructural del sistema del Euro.
Pero donde los bancos centrales
han fallado contundentemente ha sido en la prevención de la destrucción del
empleo. En una falta de total de enfoque, por años le han dado mayor peso
específico al tema de la inflación que a la sostenibilidad del empleo. Existe
una especie de pavor generalizado cuando se plantea el tema inflacionario, y
aunque es un problema muy delicado muchas veces no es el más importante. Por
ello es que, como dice Stiglitz, es sencillamente falso que la mejor manera de
mantener un nivel de empleo alto y un fuerte crecimiento sea centrarse en la
Inflación. Sólo pregúntele a un desempleado de larga duración en España que
prefería, otro año sin empleo o un aumento moderado de la inflación. La
respuesta resultará más que obvia.