martes, 12 de marzo de 2013

LA CULTURA DEL ALLANTE. Martes 12 de Marzo

En anteriores artículos hemos mencionado la poca productiva actividad de querer aparentar lo que no somos a base de la adquisición de activos en la mayoría de los casos por la vía del financiamiento. Vivimos en una sociedad consumista que nos lleva malgastar recursos en actividades banales con el fin de satisfacer el ego de otros. Hay personas que no saben ser felices con lo que tienen y esa amargura les lleva a meterse en líos financieros para aparentar tener una prosperidad ficticia. Es lo que conocemos como la Cultura del Allante.
   
Hay ciudadanos que parecen confundir las necesidades con los deseos. Las primeras tienen prioridad para ser satisfechas por encima de los segundos. Obrar irresponsablemente con nuestras finanzas para satisfacer nuestras vanidades nos llevará irremediablemente a la quiebra. Es muy común en nuestro mundo laboral la situación de empleados que no han cobrado aún su sueldo, cuando ya lo deben. Es un dañino círculo vicioso lleno de miseria y congoja, que no nos permitirá desarrollarnos y que muy probablemente nos arrebatará nuestra tranquilidad y nuestro sueño.
   
El allantoso da prioridad primero al Tener por encima del Ser. Cree que mostrando una abundancia ficticia podrá ser aceptado en el círculo social al que aspira ascender. Pare ellos les tengo la siguiente frase: “Vivimos en un mundo donde se nos obliga a comprar cosas innecesarias, para satisfacer personas que no nos importan”. Si usted es el tipo de personas que vive asfixiada por las deudas el primer paso después de reconocer su situación es cambiar su estilo de vida. Tal vez le será muy  cuesta arriba, pero si obra con convicción los resultados serán muy positivos. Las cosas que tienen verdadero valor en la vida, llevan tiempo y sacrificio.
   
 Aquella virtud conocida como la Sensatez nos lleva a la convicción de tener un estilo de vida acorde a nuestros ingresos. Ojo, no estamos diciendo que seamos conformistas, pues siempre debemos tener abierta las puertas al progreso y las riquezas, pero sin obsesionarnos a tal nivel que nos lleve al fracaso financiero.                

Lamentablemente, cada día somos bombardeados por los medios de comunicación con anuncios que nos inducen a consumir desmesuradamente. Compre ahora y pague después!!, lléveselo por casi na!!, El carro de sus sueños financiado en “cómodas” cuotas!!, vístase como Angelina Jolie y un larguísimo etcétera, son parte de los numerosos mensajes que recibimos diariamente. Obviamente, al allantoso caerá irremediablemente en estas redes consumistas y saldrá corriendo de compra a las tiendas.
   
Como describe el Sr. César A. Perelló en su libro de Finanzas Personales: Primero subimos nuestros ingresos y luego el nivel de vida. Lo que tradicionalmente sucede es todo lo contrario. Y para poder tener un mejor nivel de vida, solo podemos hacer dos cosas: Incrementar nuestros ingresos o reducir nuestros gastos. Sin embargo, en estas circunstancias es donde entra el flagelo del cortoplacismo que hace a muchas personas torpes de mente y débiles de corazón, involucrarse en actividades ilícitas como el Narcotráfico y la Delincuencia para obtener dinero rápidamente. El que hace del allante un estilo de vida, será más propenso a caer en estas actividades.
  
 El allantoso sólo disfruta de lo que tiene en función de si los demás lo saben. Cual pavo real, vive buscando las maneras de mostrar sus “tesoros” a los demás. El problema es que mantener este estilo de vida suele resultar muy costoso, y con el afán de mantener esta pantalla, el individuo buscará todas las maneras posible de seguir financiándola, llevándole tarde o temprano al abismo financiero.
   
Ahora que se está hablando tanto del 4% por la Educación es imprescindible la instauración en las escuelas y colegios de materias que fomenten el ahorro, la inversión sana y las finanzas personales. Así mismo, desde las familias deben inculcarse valores como la humildad, la prudencia y la espiritualidad para contrarrestar una sociedad tan consumista como cortoplacista. Que sólo el estudio y el trabajo, son el verdadero camino a la prosperidad, como decía aquella canción de Juan Luis Guerra: “A un pueblo valiente sólo lo salva el trabajo….”

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