Hace unas semanas realizamos un paseo a la hermosa ciudad de Bonao junto
a unos amigos, un recorrido muy interesante y que me ha hecho
reflexionar sobre nuestro turismo cultural. Primeramente, como salimos
al medio día, antes de nuestra primera cita en Piedra Blanca, hicimos
una parada gastronómica en el popular restaurante Kiko.
Aquí pudimos disfrutar de unos exquisitos quipes rellenos de camarones, pulpo o lambí. Este establecimiento es archiconocido por su plato de Jaiba, que es del gusto del mismísimo Julio Iglesias, quien acostumbra venir a degustarlo siempre que puede.
Después del festín, fuimos directamente a la comunidad de Piedra Blanca, donde estuvimos visitando un grupo de artesanos del barro quienes elaboran hermosas vasijas multicolor, con una excelente calidad y fina terminación. Además cuentan con el auspicio de un programa de cooperación del gobierno coreano.
La verdad que quedamos maravillados con el trabajo de estos artesanos, por la fluidez de sus movimientos en las manos para lograr dar forma estas hermosas vasijas y la calidad insuperable de las mismas. Cuando la tarde se hacía adulta, nos trasladamos al Museo Cándido Bidó donde fuimos recibidos por su director Julio C. Valentín, quien de manera muy cálida nos ofreció un entretenido pero instructivo tour.
En la primera planta disfrutamos de las esplendidas obras del Maestro Bidó y parte de su gran legado. Ya en el segundo piso del museo disfrutamos de la geniales obras de arte ganadoras de las pasadas bienales. A pesar de que el recinto está bien mantenido por su personal, pude distinguir algunos vestigios de quebranto y es muy triste que este templo del arte que lleva el nombre de uno de nuestros más grandes y queridos artistas, no cuente con ningún tipo de apoyo financiero por parte del Ministerio de Cultura o el Ministerio de Turismo. Luego procedimos a visitar la casa del gran artista Cristian Tiburcio, el Gaudí Dominicano, cuya vivienda es toda una obra de arte con el sello personal de este genial personaje dominicano.
Todo allí es arte, desde una simple licuadora hasta cada una de las habitaciones. A través de los años, el artista ha hecho de su hogar, parte de su vida artística, siempre con el apoyo de su querida esposa e hijas, que son base de inspiración. Sus obras son un deleite visual y pueden encontrarse desperdigados por toda la propiedad. Es arte en su pura esencia lo que se respira en cada uno de sus rincones, donde cada visitante queda absorto ante la envergadura de su obra. Para los amantes del buen arte, en la Casa Escultura Tiburcio, como le denomina el artista, podrán encontrar piezas de este gran artista, en una gran diversidad de precios y variedades, y para todos los gustos.
Lamentablemente, y al igual que el Museo Cándido Bidó, es prácticamente inexistente el apoyo que recibe de las autoridades. Al final de la tarde, procedimos a disfrutar del Típico Bonao y del restaurante café Monte Carlo. Como podemos observar, la hermana ciudad de Bonao cuenta con una sustanciosa oferta cultural que debe ser potencializada.
Es triste ver como estos lugares, símbolos del arte dominicano, no están siendo tomados en cuenta por nuestras autoridades como instrumentos de desarrollo cultural y turístico. Recientemente, hemos estado escuchando algunas noticias sobre convertir a nuestra ciudad de Santiago en un polo turístico, lo cual veo muy bien. Sin embargo, del dicho al hecho, queda mucho trecho y son muchas importantes decisiones y procesos que deben llevarse a cabo para lograrlo. Lo primero es que exista una verdadera voluntad para llevarlo a cabo, pues es muy común en estos lares la propuesta de interesantes proyectos que nunca se llevan a cabo.
Por ello, esto requiere de un alto nivel de compromiso de todas las instituciones santiagueras y un plan realista que cuente con suficientes recursos tanto privados como públicos. Luego, debe definirse un plan para valorar restaurar, arreglar o construir aquellas estructuras necesarias para el desarrollo turístico de nuestra ciudad, que como no contamos con playas, ni una oferta hotelera profunda, debe contemplarse en primera instancia el desarrollo de un turismo cultural.
Nuestro querido Centro León, es un excelente ejemplo y nuestro principal buque insignia. Pero no es el único. Para ello es vital realizar inversiones en instituciones y lugares ya establecidos como el Monumento a los Héroes de la Restauración, El vetusto museo Tomás Morel, Casa de Arte, 37 por las tablas, El Centro de la Cultura, la Escuela de Bellas Artes, la restauración del casco antiguo de la ciudad con sus añejas casas victorianas, obviamente el rescate a profundidad del folclore carnavalesco, las ruinas de Jacagua, entre otros. Un Santiago de los Caballeros, desarrollado por medio de una gran oferta cultural, dará a nuestra ciudad corazón una brillantez inusitada, además de generar fuentes de empleos directas e indirectas. Ojalá, las intenciones no sólo se quedan ahí.
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