Esta columna se ha enfocado en
los últimos tres años a tratar básicamente temas financieros y económicos de
una manera llana y sencilla para que pueda ser digerida por el dominicano
común. En el próximo mes de enero, cumplimos un año más tratando de llevar
cultura financiera a mis conciudadanos, labor que me ha dado grandes
satisfacciones.
Sin embargo, hay momentos y
circunstancias en la que debemos dar un giro diferente al denominador común y
asestar un golpe en la mesa ante la degradación que está sufriendo nuestra
sociedad. La Tolerancia, la Sensatez y la Respeto son tres atributos que parecen
no tener cabida en nuestra Nación.
La Tolerancia es piedra angular
de naciones desarrolladas. Es la virtud de aceptar las opiniones de los demás,
siempre manteniendo la altura del debate. No obstante, nuestra clase política
dista mucho de conocer en su profundidad esta divina palabra. Existe una gran
cantidad funcionarios públicos que se creen dueños de la verdad absoluta. En
vez de hacer un ejercicio de reflexión, se muestran ultrasensibles e iracundos
ante la más mínima crítica, despotricando sin fundamentos a quienes con
formalidad les increpan. Somos una sociedad donde normalmente se hace ejercicio
de la violencia desenfrenada como medio de ganar terreno o imponer criterios,
cuando los mismos deben ser edificados con fundamentos y metodología. El mejor
ejemplo de esto son las ya frecuentes batallas políticas y gremiales, donde las
sillas vuelan por los aires y las pistolas ahogan la fluidez de las ideas.
La Sensatez es tan escasa como el
petróleo en nuestro país. Siempre buscamos la manera de complicarnos la vida,
habiendo mejores maneras de hacer las cosas. La falta de sensatez nos llevará
al precipicio. El buen juicio ha sido doblegado por la falta de criterio, la
corrupción y la injusticia social. Aunque nuestro actual Presidente ha dado
cátedra de una sensatez inusitada en estos lares, una gran parte de sus
compañeros parecen navegar en el mar oscuro del desatino. Actividades que
deberían estar revestidas de toda lógica, son llevadas a cabo a rajatabla, sin
que la misma tenga una base sólida, como llevar a cabo una parafernalia
celebración en el Monumento, en un momento donde la austeridad, la concertación
y la prudencia deberían ser las guías de todo ayuntamiento.
La falta de sensatez es la
semilla del despilfarro. La insensatez reina en nuestras instituciones, donde
sus funcionarios se creen dueños del erario público, y cual vaca es ordeñada
sin control a diestra y siniestra. Sin la Sensatez es imposible establecer una
cultura financiera a largo plazo, pues el insensato piensa a corto plazo.
Por último, hay una virtud que
cada día más se acerca al agotamiento y es el Respeto. Somos un país lleno de
bravucones, insolentes y temerarios, cuya falta de educación corroe los
cimientos del sosiego de una sociedad exasperada y tan necesitada de cultura y
refinamiento. Somos impacientes, bulliciosos, indolentes y nos importa un
carajo parquear nuestros vehículos donde nos dé la gana o pasarnos un semáforo
en rojo como si nada. Ya nada sorprende, nada nos asombra, y eso es peligroso, pues en la medida que nos
acostumbremos al caos y el desorden, menos probabilidades de soñar con un
verdadero proyecto de nación.
Hemos perdido el respeto a
nuestros padres, a la naturaleza, a nuestra ciudad, a nuestras metas, a
nuestras ideas y últimamente hemos perdido el respeto a la vida, como así
confirma el aumento de suicidios en nuestro país. Como decía Benito Juárez, el
respeto al derecho ajeno es la paz, lamentablemente en nuestro país, hay
quienes están a años luz de entenderlo.
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