El pasado 28 de agosto se
celebraron 50 años del célebre discurso del “I Have a Dream” del reverendo
Martin Luther King ante más de 200,000 personas en contra de la segregación
racial. Este emotivo y revolucionario discurso fue pronunciado en Washington y
la gran multitud allí concentrada, de mayoría afroamericana, se movilizó desde
el célebre obelisco de la capital norteamericana hasta el Memorial del
presidente Abraham Lincoln, precisamente quien abolió la esclavitud.
Eran tiempos muy difíciles para
las minorías, donde se conoce el famoso caso de Rosa Parks, aquella gran mujer
figura importante del Movimiento de los Derechos Civiles en Estados Unidos, que
se rehusó a ceder un asiento a un ciudadano blanco y moverse para la parte de
atrás del autobús, destinado para los de tez negra. Tiempos donde el
tristemente célebre Ku Klux Klan asesinaba, quemaba las casas y bombardeaba las
iglesias afroamericanas. Esta vergonzosa segregación racial se manifestaba en
las universidades y escuelas, en las estaciones del bus y los trenes, hasta los
baños públicos eran separados para blancos y negros. Vaya estupidez!
Otros grandes personajes han
tenido que luchar con problemas parecidos para lograr reivindicaciones sociales
y hasta la libertad de sus pueblos, como el gran Mahatma Gandhi, Malcolm X,
Nelson Mandela y el Dalai Lama. El discurso del Reverendo King llamaba a una
Sociedad libre de ataduras sociales, donde cada ser humano debía ser medido por
su valor intrínseco y no por el color de su piel. Yo tengo un
sueño!!!!!!...decía antes de exponer cada una de sus ideas y reivindicaciones
con tal fortaleza y virtud, que su palabras parecían taladrarse en la piel de
los presentes: “Tengo un sueño de que un día esta nación se levantará para convertir
en realidad el verdadero significado de su credo: ‘Mantenemos que estas
verdades son evidentes por sí mismas, que todos los hombres son creados
iguales’. Sueño que un día en las rojas colinas de Georgia los hijos de los
antiguos esclavos y los hijos de los antiguos amos serán capaces de sentarse
juntos en la mesa de la hermandad. Sueño que mis cuatro hijos pequeños vivirán
un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel”
Manteniendo obviamente la
distancia a tal maravillosa obra, un servidor también manifiesta que tiene un
sueño. Yo sueño ver a Quisqueya lejos de ser una nación esclava, indolente y
servil. Esclava de una clase política que ha carcomido los cimientos de nuestro
bienestar, jugando cada cuatro años con nuestros estómagos y nuestra dignidad.
Una nación que cada día más pierde su capacidad de asombro, para convertirse en
una sociedad indolente, donde el bien común es subordinado a los intereses particulares.
Yo sueño con una República con
una verdadera cultura financiera, donde cada ciudadano valore en su justa
dimensión lo que posee, que sepa arroparse hasta donde la sábana le dé, que
aprenda a ahorrar y a invertir inteligentemente. Sueño con familias enteras cubriendo
todas sus necesidades básicas, sus hijos yendo a la escuela para recibir una
educación de calidad y una alimentación adecuada, sueño con hospitales repletos
de medicinas, con doctores y enfermeras capacitados y comprometidos, y suficientes
camas para los más necesitados.
Sueño con una policía moderna, de
la cual sentirme orgulloso y sobretodo seguro cuando la mire por las calles, sueño
con destacamentos llenos de policías bien remunerados, capacitados y al
servicio del pueblo. Sueño con un país más seguro, sin delincuencia, para ello
necesitamos mayores oportunidades para la juventud. Un país con mayor capacidad
de generación de empleo, para todos los que deseen trabajar, con salarios
justos y un empresariado fuerte y eficaz.
Sueño con un país con energía
eléctrica permanente caramba!!!. Ya está bueno!!. Sueño con poder llegar a mi
casa a descansar después de un día agotador y poder disfrutar de un buen
programa de televisión y un rico jugo de mango bien frio, sin la necesidad de
ver frustrados mis deseos por culpa de un apagón. Leer mi libro favorito, sin
necesidad de una vela o una lámpara humeadora.
Sueño con un país más culto, que
le guste leer, que ame la literatura y las bellas artes. Un país lejos de tanta
rastrería y vagabundería visual en los medios de comunicación. Sueño con un
coctel de programas de contenido intelectual, no aquellos donde impera el mal
gusto, la chabacanería, la frivolidad y el chisme desmesurado. Sueño con un
país que sepa recordar en su justa dimensión a quienes han dado su vida por
nuestra libertad: Duarte, Sánchez, Mella, Luperón, Caamaño, Manolo, el coronel
Fernández Domínguez, los ajusticiadores de Trujillo, etc.
Sueño con un país donde exista un
verdadero Estado de Derecho, donde mi espacio sea respetado por los demás,
donde mis ideas puedan ser expresadas libre y honrosamente. Sueño un país donde
su gente respete las filas y las señales de tránsito. Donde ser honrado y
caballeroso sea digno de aplauso y no de burla. Sueño con una República donde
sus instituciones funcionen y no que sean secuestradas por funcionarios
incapaces que se creen sus dueños.
Yo Sueño con un país que valore
la paz y la fraternidad, que sus autoridades sean parte de la solución y no
como ahora que son parte del problema. Una sociedad que ame la tranquilidad y
el sosiego, pues manteniendo su misma alegría, bailes y costumbres, podamos
vivir en armonía. Sueño con políticos que prediquen con el ejemplo y la
coherencia y no con el servilismo déspota. Sueño con el nacimiento de una nueva
clase política que nos otorgue nuevas alternativas de gestión, pues las
propuestas actuales hace rato que se agotaron.
Sueño con una mejor República
Dominicana!!!...pero, para todos!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario