martes, 22 de mayo de 2012

LAS ARRIESGADAS APUESTAS DEL J.P. MORGAN CHASE. Mi más reciente artículo donde analizamos las causas de la pérdida de US$2,000 millones en inversiones riesgosas y especulativas en el banco más grande de los Estados Unidos por su nivel de activos. Martes 22 de Mayo.

Anteriormente uno pensaba que las transacciones en los mercados financieros realizadas por los bancos eran basadas en una asunción calculada de riesgos, básicamente riesgo crediticio. Con la explosión de la crisis financiera del 2008 nos enteramos que lo que se había estado haciendo era todo lo contrario.
   
Un hecho que recientemente evidencia lo anterior fue la admisión por parte del gigante norteamericano J.P. Morgan Chase de pérdidas por US$2,000 millones como consecuencia de operaciones muy complejas de inversiones riesgosas en una cartera de derivados de créditos. Esta noticia reactiva el delicado debate que existe en los Estados Unidos sobre mayores regulaciones a los bancos para prohibirles que asuman riesgos imprudentes y fomenten la especulación.
   
El anuncio de las pérdidas la realizó el mismísimo Jamie Dimon, principal consejero delegado, y unos de los mayores detractores de la regulación. El Sr. Dimon informó que la entidad registró ese nivel de pérdidas por una fallida estrategia de inversión y gestión de riesgos en derivados. La “metida de pata” mancha la imagen de una de las más antiguas entidades financieras del mundo, la cual salió viva de la crisis del 2008.
   
Lógicamente, en términos financieros, estos “errores” salen caros. La jefa de la división de inversiones del banco, Ina Drew presentó su renuncia después de 30 años con la empresa. La transacción realizada se produjo cuando J.P. Morgan quiso cubrir su exposición al riesgo crediticio, adquiriendo masivamente los tristemente famosos Credit Default Swaps, una especie de seguro que protege contra potenciales impagos de préstamos. La idea de la Sra. Drew era protegerse de pérdidas en el negocio y al mismo tiempo ganar dinero. O sea, cubrirse contra una cartera de crédito mala, hasta esperar que la misma se vuelva buena. Pero el tiro le salió por la culata, porque la cartera se venció con el tiempo, y los contratos de los dichosos swaps, también. En buen dominicano “se quedaron sin pito y sin flauta”.
   
El presidente Obama, en plena campaña electoral, ha indicado que lo sucedido muestra la importancia de reformas en Wall Street, las cuales fueron aprobadas en el 2010 y en espera de su implementación. Así mismo, el Secretario del Tesoro, Tim Geithner abogó por la necesidad imperiosa de aplicar una reforma financiera y que las autoridades reguladoras analizarán con detalle lo sucedido en J.P. Morgan Chase.
   
Esta reforma financiera se conoce como la ley Dodd-Frank, que aumenta las regulaciones a los bancos y sus “aventuras”.         Una parte esencial de esta ley es la regla Volcker, en honor a Paul Volcker, ex presidente de la Reserva Federal y gran defensor de la regulación bancaria fuerte y efectiva. Esta regla busca limitar el tamaño de los bancos y restringir sus actividades riesgosas para ganar dinero rápido. O sea, busca evitar entidades too big to fail (demasiado grandes para quebrar).
A pesar de las muy sentidas disculpas del Sr. Dimon por lo ocurrido, crece la incertidumbre de si sólo fueron US$2,000 millones y se esté ocultando “por ahí” un problema mayor. Jamie Dimon, es considerado uno de los más inteligentes banqueros estadounidenses, y aún así no pudo evitar el error, perdió dinero. Y en caso de dinero del público, respaldado por los bancos, no se puede estar cometiendo estas imprudencias.
  
Estas pérdidas son consideradas una humillación para Dimon, considerado uno de los genios financieros de Wall Street, que se jactaba de haber capeado con éxito la tormenta del 2008. Tanto la Reserva Federal, como el FBI, están investigando estas apuestas en forma de transacciones para ver si se tomaron riesgos inadecuados para este tipo de banco.
  
Lo que sí es cierto, es que lamentablemente muchos ejecutivos no aprendieron la lección del desastre financiero del 2008. En Septiembre se cumplirán cuatro años de la caída de Lehman Brothers, casi dos de la aprobación de la histórica ley Dodd-Frank para reformar Wall Street y cuidar los intereses del consumidor, pero no se ha implementado aún. El grave error cometido en J.P. Morgan, es un recordatorio, de que es vital y necesaria la implementación de esta ley, antes de que vuelva a ocurrir una desgracia.

Por Manuel Ángel Fernández

manuel_fdez@yahoo.com

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